RESPONSABILIDAD LABORAL: MITO O REALIDAD

Han escuchado alguna vez la frase “Es que está en Bosnia”. Me imagino que si eres panameño, sí.

Cada vez es más común escuchar que fulano o mengano de la oficina, “está en Bosnia”, y es que de esta manera tan pintoresca describimos a la persona que está pensando cualquier cosa, menos lo que debería estar pensando.

En nuestras áreas de trabajo, con frecuencia nos percatamos, muchas veces de una forma impactante, que la persona a la que le estamos preguntando algo que debe ser contestado con certeza y balance, ni siquiera nos escucha. Mucho más terrible, si de ello depende una decisión o un negocio que no puede espera ni un minuto más.

A mi me pasó, hace poco, con un tanque de gas. Esta compañera de trabajo contestaba constantemente el celular o hacía llamadas con relación al tanque de gas de su casa. Tuve que escuchar desde: ¿Cómo que se acabó el gas? hasta,  ¿Y ahora quién va a comprarlo?, sorprendentemente en el medio de la toma de decisión más importante de la oficina en varios meses.

En un acto de paciencia absoluta, esperé con valentía las idas y venidas del importante tanque de gas. Hasta que el tiempo, que transcurría inclemente en el reloj, hizo estragos en mi anatomía. Creo que envejecí diez años en veinte minutos. La acidez se apropió de mi estómago y la ira comenzó a dejarme la cara roja.

Ante el evidente estado físico de disgusto, mi compañera me dice con total desparpajo, “sorry es que tenía que resolver lo del gas”.

Este tipo de inconsciencia es más frecuente cada día en nuestras organizaciones, y nos lleva a reflexionar sobre las prioridades y cómo organizamos nuestra vida ante cualquier circunstancia.

Es evidente que las personas, en su mayoría, no planifican su día, y, por lo tanto, están constantemente improvisando. Lo peor es que esta improvisación no solo afecta la forma en que desarrollan su vida, sino el entorno de trabajo.

Hemos perdido, en muchos casos, la capacidad de ser organizados; vislumbrar nuestras prioridades, y trabajar en función de ellas. Es más, ni siquiera sabemos hacia dónde deseamos conducir el carro de nuestra vida. Vivimos en el día a día, y nos perdemos cuando, simplemente, debemos decidir qué almorzar hoy.

Esta falta de determinación y de objetivos es un tema del que debemos hablar en nuestras áreas de trabajo. Ayudar a los colaboradores a organizar su vida, no parece ser responsabilidad de un empleador. Pero, lamentablemente, la inmediatez está acabando con el razonamiento lógico. Es importante saber la diferencia entre un colaborador y un simple empleado. Sus connotaciones son diametralmente opuestas. Al momento de la contratación sería importante evaluar este tipo de actitudes ya que, invariablemente, harán un hoyo profundo en el desarrollo de nuestras empresas . Y, básicamente, porque la responsabilidad laboral parece ser un mito más que una realidad en estos momentos.

 

 

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